Alcachofas: curiosidades y una receta clásica
El origen de las alcachofas se encuentra en el Norte de África y el Sur de Europa, son muy populares en toda la zona del Mediterráneo. Su nombre procede del árabe al-kharshûf.
Parece que los griegos y romanos ya disfrutaban de esta planta.
En la mitología griega, la hermosa Cynara se enamoró de Zeus que decidió convertirla en diosa. Pero en el Monte Olimpo Cynara echaba de menos a su familia, así que volvió a la tierra. Decepcionado y enfurecido, Zeus la convirtió en la primera alcachofa. De ahí el nombre científico de esta planta: Cynara scolimus.
Hoy en día, en la cuenca del Mediterráneo se produce el 90% de la producción mundial de alcachofas. España es el segundo productor mundial después de Italia. Aproximadamente un 40% de las alcachofas españolas se elaboran industrialmente para su posterior venta.
Clima y cultivo de alcachofas
Estamos hablando de una hortaliza de invierno que requiere unas temperaturas frías pero no soporta heladas. Las zonas templadas del Mediterráneo son perfectas para su cultivo.
La floración de la alcachofa es inducida por el frío, pero las plantas no soportan temperaturas por debajo de -3,8 grados.
La planta puede vivir varios años y está formada por varios tallos que desarrollan la flor de alcachofa. La flor está formada por hojas protectoras con una base carnosa, el corazón.
Propiedades saludables de la alcachofa
La alcachofa es una hortaliza muy sabrosa que esconde en sus hojas importantes vitaminas (C, B2, B3…), antioxidantes y minerales (potasio, sodio, calcio, magnesio…). Además aporta fibra vegetal y es perfecta para controlar el apetito. Por esta razón es muy popular en dietas de adelgazamiento.
La alcachofa tiene numerosas ventajas para la salud: se recomienda en caso de diabetes, osteoporosis y estreñimiento.
Esta hortaliza está especialmente indicada para enfermedades del hígado (como la cirrosis, la hepatitis o la ictericia) ya que estimula la secreción de la bilis por el hígado. En este caso, se recomiendan las hojas en forma de infusión. También es importante en la prevención de enfermedades hepáticas.
El compuesto activo más importante de la alcachofa es la cinaria. Es muy beneficiosa para el organismo por sus propiedades coleréticas y colagogas. Es decir que ayuda a evitar la acumulación de grasa en el hígado, regula el nivel de colesterol, previene la formación de piedras en la vesícula biliar y tiene efectos diuréticos.
La alcachofa también se recomienda para evitar enfermedades vasculares, regular la presión arterial, el tránsito intestinal y el nivel de colesterol, saciar el apetito y mejorar la diabetes. Sus propiedades antioxidantes y diuréticas tienen numerosas ventajas.
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Receta clásica: Alcachofas con ajo y vino blanco
Ingredientes:
- 8 alcachofas de citrusricus.com
- 2 dientes de ajo
- 1 limón de citrusricus.com
- medio vaso de vino blanco
- aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de pan rallado
- sal y pimienta negra
Elaboración:
- Lavar las alcachofas, quitar las hojas exteriores, cortar las puntas y el tallo.
- Cortar las alcachofas en dos mitades y colocarlas en agua con zumo de limón para evitar que se oxiden.
- Pelar y cortar los ajos y dorarlos ligeramente en una sartén con aceite de oliva.
- A continuación, añadir las alcachofas y el vino blanco.
- Sazonar con sal y pimienta y añadir el pan rallado.
- Añadir un poquito de agua.
- Una vez que las alcachofas estén blanditas, se pueden servir mientras aún estén calientes.
¡En la siguiente temporada podrás probar nuestras deliciosas alcachofas!
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